miércoles, septiembre 03, 2008

Vacaciones en Nueva York I: Lo que me toca los cojones

Se podría decir que la semana pasada fue una puta maravilla, poco más o menos. El lugar ideal para vivir. Sí, incluso mejor que Madrid. Lo que pasa es que me parece que ni aunque me tocaran los euromillones iba a poder permitirme una casita con vistas a Central Park, sabiendo que Madonna pagó recientemente 35 millones de dólares por una. Ni siquiera los 18 millones de la de Thalía podría soltar.

En fin.

Como toda ciudad grande, tiene cosas buenas, cosas malas, cosas maravillosas y cosas que me tocan los cojones.

Empecemos hoy con un reportaje fotográfico de lo que me toca los cojones.

Todos sabéis de mi amor por los Beatles, ¿verdad? Pues en el tour organizado en autobús por Manhattan (y un poquito de Harlem) tuvimos una primera parada en el edificio Dakota...

Presentando mis respetos

...que es el sitio donde mataron a John Lennon, ilustre jipi.

Frente a este edificio está el lado occidental de Central Park. Y entrando por él nos encontramos con...

Strawberry bollocks

...la pradera Strawberry Fields, llamada así en honor a una de las mayores horteradas de la historia de la música, superando incluso al inolvidable Quesquesé se merdé de La Trinca.

Un poco más dentro, la plaza Imagine...

Aaah, jpiz de miedda, cómo loz odio...

...así bautizada por Yoko Ono (previo pago en el ayuntamiento, por supuesto) , personaje de aprecio unánime: defensores y detractores de los Beatles la tenemos la misma manía.

Más cosas. Las Naciones Unidas.

Máz jipiz

A éstos los tengo un poco más de respeto que a los anteriores, pero poco. Nunca me ha parecido que una organización como las Naciones Unidas pueda ser mínimamente funcional, pero es que si añadimos el derecho a veto de algunos de los estados miembros, es directamente inútil. Si eso lo combinamos con una exposición de dibujitos de niños con lemas del estilo qué bonito sería un mundo sin guerras o démonos todos las manos como hermanos... Nada, jipis también. Y como tales, me tocan los cojones. Eso sí, tenían una escultura a la puerta bastante molona.

Si no tuviera el cañón anudado, molaría más y todo.

Más cosas. No vi por ningún lado la clásica prepotencia de los yankis... salvo un caso. Había un edificio con un patio elíptico bastante chulo, pero para poder sacar una foto como Dios manda había que hacerla desde una altura bastante cercana al suelo. Y el portero del edificio, un negro enorme, se puso a dar berridos en cuanto me vio sentándome en el suelo ("hey, you! stand up right now!") mientras iba hacia mí. Que igual hay en NY alguna ley que prohíbe sentarse en la calle (cosa que tampoco me extrañaría demasiado, teniendo en cuenta que vimos a unos polis alrededor que unos adolescentes que parece que lo único que hacían era leer tebeos en el suelo), pero por si acaso...
Tócame los cojones tú también, majo

Próximamente, más. Y más positivo.

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