lunes, enero 16, 2006

Infinite dreams

Infinite dreams i’can’t deny them
Infinity is hard to comprehend
I couldn’t hear those screams
Even in my wildest dreams

Suffocation waking in a sweat
Scared to fall asleep again
Incase the dream begins again
Someone chasing I cannot move
Standing rigid a nightmare’s statue
What a dream when will it end
And will I trascend?

Restless sleep the minds in turmoil
One nightmare ends another fertile
Getting me so scared to sleep
But scared to wake now, in to deep

Even though it’s reached new heights
I rather like the restless nights
It makes me wonder it makes me think
There’s more to this I’m on the brink

It’s not the fear of what’s beyond
It’s just that I might not respond
I have an interest almost craving
But would I like to get too far in?

It can’t be all coincedence
Too many things are evident
You tell me you’re an unbeliever
Spirtualist? well me I’m neither
But wouldn’t you like to know the truth
Of what’s out there to have the proof
And find out just which side you’re on
Where would you end, in heaven or in hell

Help me help me to find my true self
Without seeing the future
Save me save me from torturing myself
Even within my dreams

There’s got to be just more to it than this
Or tell me why do we exist
I’d like to think that when I die
I’d get a chance some other time
And to return and live again
Reincarnate play the game
Again and again and again

miércoles, enero 11, 2006

Enhorabuena

Enhorabuena, hijos de puta. Habéis ganado la guerra.

Y no me refiero a todos los no fumadores. Me refiero a vosotros, talibanes antitabaco. A todos vosotros, los que movéis el coche para ir a mear y me criticáis cuando yo enciendo un cigarro. Sí, vosotros, los que cuando yo os señalo que un acelerón de un coche contamina más que un paquete de tabaco entero contestáis “es que los fumadores sólo sabéis decir eso”. ¿Os graban a fuego en el cerebro esa puta frase en la escuela de Intolerancia? Porque todos decís siempre la misma. Con mínimas variaciones en las palabras elegidas y ninguna en la entonación. Pues resulta que según estudios recientemente realizados, respirar los humos que dejan los coches en la madrileña Glorieta de Embajadores equipara a los no fumadores residentes allí con los fumadores activos de DOS PAQUETES DIARIOS. ¿Me repites ahora que tu puto coche no contamina, imbécil? Pero eso sí, sigue cogiendo tu coche para ir de Móstoles a Príncipe Pío, para ahorrarte ¿cinco minutos? respecto al autobús.

Enhorabuena por vuestro cercano segundo aniversario. Ya hace casi dos años que metisteis a uno de vosotros como Presidente del Gobierno. ¿Es de extrañar que sea el Presidente más lamentablemente patético de la casi treintañera democracia? “Es una ley al estilo de la norteamericana”. Pero pedazo de subnormal –con todos mis respetos a aquellos que padecen síndrome de Down y similares– ¿ahora es bueno parecerte a los yankis que tanto has criticado? Además, ilustre imbécil, te recuerdo que en Estados Unidos, ese país que tan poco respeta las libertades, tal y como decías cuando estabas en la oposición (poco lo dices ahora, además de imbécil, cobarde), SÍ están permitidas las salas de fumadores en los lugares de trabajo. Un compañero de la oficina, que acaba de volver de allí después de tres años trabajando en casa del Tío Sam, me lo ha confirmado.

Lo dicho, enhorabuena, hijos de puta. Habéis podido conmigo. Me rindo sin concesiones. No era suficiente tener que levantarme de mi silla para irme a la sala de fumadores cada vez que me apeteciera dar unas caladas. No bastaba con aguantar a la gorda mocha que pasaba todos los días por la zona de fumadores tosiendo y haciendo aspavientos. Qué más da que el olor del sobaco de la gorda mocha superara en intensidad al del humo que echábamos los seis o siete que estábamos allí. Si te molesta el tabaco, no vengas a la sala de fumadores, idiota. De paso, lávate, cerda. Y ya que te pones, explícanos a qué te dedicas, que nadie sabe cuáles son tus atribuciones.

Pues ya estoy en ello. Ayer, día uno de enero de 2006, empecé mi tratamiento de desintoxicación del tabaco. Por las bravas, sin tratamientos sustitutivos ni nada por el estilo. Que el subnormal (con todos mis respetos, blah blah blah…) de vuestro presidente ha prohibido que el Estado financie los tratamientos para dejarlo. Así que estamos siendo mis huevos y yo. Que, afortunadamente, como soy heavy, no ando precisamente mal de gónadas.

Ahora bien. Somos muchos los que hemos tirado la toalla. Dicen que todos los fumadores que dejan el vicio acaban convertidos en talibanes antitabaco. ¿Nos financiará el estado la reducción de cerebro cuando ya seamos uno de vosotros? Y es más, dado que con los impuestos del tabaco (el 70% de lo que pagaba en cada cajetilla, oiga, y no me quejaba por ello) se recaudaba pasta suficiente como para pagar el presupuesto de los ministerios de Sanidad, Educación y Justicia (ahora, a ver quién me viene con el cuento de lo que cuestan al Estado las enfermedades derivadas del tabaco), ¿de dónde vais a sacar la pasta? ¿Vais a exprimir aún más a los fumadores que queden? ¿Y cuándo ya no quede ningún fumador? ¿De dónde saldrá la pasta? Ah, ¿Qué hay que subir los impuestos a todo el mundo? Y eso, ¿de quién es culpa? ¿de los fumadores, de los yankis o del PP? Jódete, cretino. Haberlo pensado antes.

Y que se prepare la gorda mocha. Que con la mala hostia que se me está poniendo de aguantar el mono va a respetar la peste que echa por el sobaco su santa madre.