viernes, octubre 12, 2007

Mitos y verdades sobre China (V)

Después de mi primer día en Shanghai (pronunciado por los locales "shanjai", dicho sea de paso) y de haber temido por mi integridad física (recordar dar una patada en los cojones al consultor de la cámara de comercio por buscarme tales contactos), hay un par de cosillas más a señalar...

Se puede regatear con los chinos como con los turcos en Estambul. Falso. Se puede (y se debe) regatear MUCHO más. Buscando los típicos bolsos de imitación para las señoras de la familia (que a ver cómo los pasamos por la aduana, tendremos que decir que somos transformistas o algo por el estilo), me pedían 500 euros por cada uno. Al final se los he sacado en 12'50. Me habían recomendado empezar ofreciendo el 10% de lo que pedían para acercar posturas. He empezado ofreciendo el 1% y se lo he sacado en el 2'5%.

Los chinos hacen buen té. Sí y no. Las hierbas de partida son buenas. Pero echan agua una y otra vez sobre las mismas hierbas. Y no le ponen azúcar, los muy cabrones.

Los chinos y los japoneses son distintos y se les puede distinguir. Y una mierda. Cada vez que miro a mi traductor, el Sr. Lee, me viene a la cabeza "Hiro Nakamura".

La censura en internet es la hostia y no se pueden visitar mogollón de páginas. Heh. He conseguido pasarme por el forro de los cojones el Gran Firewall de China. ¿Cómo? Tomen nota: Entren en cualquier traductor online. Pidan traducir la página del árabe al tagalo o combinación similar (siempre que el idioma de origen sea distinto al idioma de la página, o sea, que esa combinación no vale para páginas en árabe). Pulsen en "traducir". Et voilá, está usted visitando una página prohibida.

Mañana, último día de reuniones. Y pasado mañana, vuelta a la civilización occidental. Qué ganas tengo, cojones. Conclusiones finales, a la vuelta.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Oh! Dios mio!!!
SIN AZUCAR!!!
HEREJES!

PS. El Sr. Lee se apellida Jiménez... no se si es el mejor ejemplo.