Este fin de semana han hecho una pintada en la furgoneta de mi padre. Mucho ha aguantado, aunque no ha llegado al año intacta. Ni a los seis meses, qué cojones.
Parece ser que hay criajos que disfrutan jodiendo la marrana. Que, dado que su capacidad cerebral es extremadamente limitada (normal, presta atención a la música que oyen y a las pintas que llevan), pasan el tiempo ensuciando la propiedad ajena como ensucian la sociedad con su existencia. Es normal. En la gran ciudad hay ratas, suciedad y grafiteros.
En fin. Ya hace tiempo, en el difunto camión, nos hicieron otra pintada. Mi padre fue a la comisaría a poner una denuncia y le dijo al poli de turno "como los pille un día, les parto la boca".
La respuesta del poli fue de época. "Si los pillas y vas a por ellos, mátalos. Si sobreviven te van a hacer la vida imposible."
Ya saben, señores. Recomendado por la autoridad, como ejercicio de higiene social y limpieza viaria, cada vez que vean un grafitero, reviéntenle la cabeza con el objeto contundente más próximo y asegúrense de que quedan bien muertos.
lunes, enero 15, 2007
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1 comentario:
Puff vaya putadón y poco respeto. Graffitis no, pero ya me han rayado el coche alguna vez y entiendo tu impotencia y cabreo. Esos son los mismos que en el instituto (si es que estudian)les rayan los coches a los profesores si les suspenden, y luego encima ellos son los santos.
Por fortuna, esa gentuza tarde o temprano siempre acaba tocando fondo. Saludos!
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