Las aguas están un poco revueltas en la política estos días. Es perfectamente normal, estamos en plena campaña electoral en dos comunidades autónomas y en fechas así los ánimos se crispan un poco más de lo normal. Además, con la crisis esa de la que habla todo el mundo, hay que desviar la atención, no sea que a la gente le vaya a dar por pensar que el gobierno (ya sea nacional, autonómico o local) no da la talla y son un poco inútiles pero siguen chupando del bote.
Sea como sea, he oído un par de cosillas a izquierdas y derechas que me dan que pensar. Dejando de lado la salida fácil, que sería decir que la gente es estúpida y tal (la misantropía es poderosa en mí, tanto como la fuerza en Luke), se puede pensar que hay mucha manipulación. O verdades a medias, que son tanto como mentiras. O peor aún, la memoria de la gente tiene un alcance similar al de los peces naranjas esos de las peceras.
Empecemos mirando a la derecha. Dicen que votar al PSE es una estupidez, que la única alternativa al nacionalismo es el PP. Que hará veintitantos años el PSE ya ganó las elecciones y dejó que gobernaran los nacionalistas. Y bueno, esto es cierto, pero muy matizable...
Ciertamente, Txiki Benegas ganó las elecciones en el País Vasco. Tras el cisma en el PNV que dio lugar al EA de Garaikoetxea, se convocaron elecciones anticipadas en 1986, y el PSE sacó un par de diputados más que el PNV. Txiki Benegas intentó formar gobierno, y para ello necesitaba pactar con otros partidos nacionalistas. Y parece ser que en las negociaciones una de las condiciones que le pusieron fue que el lehendakari no podía ser él. Recuerdo que este caso me marcó, porque fue la primera vez que vi que el ganador de unas elecciones pudiera no gobernar. Años después me acostumbré a que un perdedor puede acabar ganando por chanchulleo de despachos, tras 12 años en los que el PP ganaba las elecciones en Móstoles pero gobernaba el PSOE con apoyo de IU. El tema es que después de muchas negociaciones, no consiguió formar gobierno y acabó volviendo el PNV a la poltrona. Vamos, que no hubo ningún tipo de claudicación ante los nacionalistas.
Y ya que sacamos el tema de los vascos... recuerdo, en mi época de militancia en el PP, que nos llevaron como borreguitos a Vitoria a hacer bulto a un mitin de cierre de campaña cuando se presentó Mayor Oreja. No sé cómo lo recordará la gente que estuvo allí, pero cuando el elemento éste soltó la perla de que la forma de acabar con el terrorismo es erradicar la cultura vasca a mí se me nubló la vista. Estaba allí con David, un colega de Nuevas Generaciones. Le pregunté si él había oído la misma barbaridad que yo. Me lo confirmó. Miramos y vimos como la gente aplaudía y ondeaba banderolas por todas partes. Nos levantamos y nos fuimos. No podíamos aguantar tanta memez y nos sentamos a la puerta de Mendizorroza a esperar que saliera el autobús de vuelta. Vamos, que o ha cambiado mucho el PP vasco, o no es que no sea alternativa, es que son ni siquiera una opción a considerar.
Después de una galleta hacia la derecha, miremos hacia el otro lado.
Resulta con el jaleo de Garzón que el PP está que trina. Eso de que haya una campaña de acoso y derribo contra sus miembros no les está sentando muy bien que digamos, y menos aún que se publiciten mucho las detenciones y poco o nada cuando se demuestra que muchos de los detenidos no tenían mancha alguna en su historial. Con el correspondiente cabreo, los peperos arremeten comprensiblemente contra el tipo que les está acosando, SuperGarzón, el juez estrella. Y Rubalcaba, el señor ministro, jura y perjura que Garzón es un juez independiente, que es más majo que la leche, y que lo que pasa es que el PP está desquiciado. Y aunque en la última parte algo de razón sí que tiene, no está de más hacer un poco de memoria y recordar qué decía hace tan sólo 13 años de la misma persona.
Resulta que, al igual que hoy, hace 13 años a Garzón le gustaba tener los focos apuntándole. Si hubiera sido más molón y hubiera tenido aptitudes musicales, habría sido todo un Guitar Hero, pero como no tiene pinta de ello, se tuvo que conformar con buscar el estrellato en el ámbito jurídico. Y si hoy toca los huevos al PP con la trama de corrupción, hace 13 años andaba buscando el tesoro escondido bajo cierta X por el terrorismo de estado del PSOE. Y el mismo Rubalcaba que hoy tira flores al paso del SuperJuez (coño, ¿Superjudge no era un disco de Monster Magnet?), decía entonces que Garzón no era suficientemente independiente como para estar metido en un caso con implicaciones políticas y que era una estrellita. Y tenía razón Rubalcaba entonces, pero el cuento sigue siendo el mismo. Lo que pasa es que lo que entonces era una aberración porque les manchaba su honesto nombre (cosa que, por cierto, hicieron ellos solos sin necesidad de ayuda, recordemos lo de "Cien años de honradez... ¡pero ni un día más!"), ahora es guay porque ataca al adversario. Rubalcaba, majo, que tenemos memoria. No nos trates como imbéciles, que el que queda como tal eres tú mismo...
Sea como sea, he oído un par de cosillas a izquierdas y derechas que me dan que pensar. Dejando de lado la salida fácil, que sería decir que la gente es estúpida y tal (la misantropía es poderosa en mí, tanto como la fuerza en Luke), se puede pensar que hay mucha manipulación. O verdades a medias, que son tanto como mentiras. O peor aún, la memoria de la gente tiene un alcance similar al de los peces naranjas esos de las peceras.
Empecemos mirando a la derecha. Dicen que votar al PSE es una estupidez, que la única alternativa al nacionalismo es el PP. Que hará veintitantos años el PSE ya ganó las elecciones y dejó que gobernaran los nacionalistas. Y bueno, esto es cierto, pero muy matizable...
Ciertamente, Txiki Benegas ganó las elecciones en el País Vasco. Tras el cisma en el PNV que dio lugar al EA de Garaikoetxea, se convocaron elecciones anticipadas en 1986, y el PSE sacó un par de diputados más que el PNV. Txiki Benegas intentó formar gobierno, y para ello necesitaba pactar con otros partidos nacionalistas. Y parece ser que en las negociaciones una de las condiciones que le pusieron fue que el lehendakari no podía ser él. Recuerdo que este caso me marcó, porque fue la primera vez que vi que el ganador de unas elecciones pudiera no gobernar. Años después me acostumbré a que un perdedor puede acabar ganando por chanchulleo de despachos, tras 12 años en los que el PP ganaba las elecciones en Móstoles pero gobernaba el PSOE con apoyo de IU. El tema es que después de muchas negociaciones, no consiguió formar gobierno y acabó volviendo el PNV a la poltrona. Vamos, que no hubo ningún tipo de claudicación ante los nacionalistas.
Y ya que sacamos el tema de los vascos... recuerdo, en mi época de militancia en el PP, que nos llevaron como borreguitos a Vitoria a hacer bulto a un mitin de cierre de campaña cuando se presentó Mayor Oreja. No sé cómo lo recordará la gente que estuvo allí, pero cuando el elemento éste soltó la perla de que la forma de acabar con el terrorismo es erradicar la cultura vasca a mí se me nubló la vista. Estaba allí con David, un colega de Nuevas Generaciones. Le pregunté si él había oído la misma barbaridad que yo. Me lo confirmó. Miramos y vimos como la gente aplaudía y ondeaba banderolas por todas partes. Nos levantamos y nos fuimos. No podíamos aguantar tanta memez y nos sentamos a la puerta de Mendizorroza a esperar que saliera el autobús de vuelta. Vamos, que o ha cambiado mucho el PP vasco, o no es que no sea alternativa, es que son ni siquiera una opción a considerar.
Después de una galleta hacia la derecha, miremos hacia el otro lado.
Resulta con el jaleo de Garzón que el PP está que trina. Eso de que haya una campaña de acoso y derribo contra sus miembros no les está sentando muy bien que digamos, y menos aún que se publiciten mucho las detenciones y poco o nada cuando se demuestra que muchos de los detenidos no tenían mancha alguna en su historial. Con el correspondiente cabreo, los peperos arremeten comprensiblemente contra el tipo que les está acosando, SuperGarzón, el juez estrella. Y Rubalcaba, el señor ministro, jura y perjura que Garzón es un juez independiente, que es más majo que la leche, y que lo que pasa es que el PP está desquiciado. Y aunque en la última parte algo de razón sí que tiene, no está de más hacer un poco de memoria y recordar qué decía hace tan sólo 13 años de la misma persona.
Resulta que, al igual que hoy, hace 13 años a Garzón le gustaba tener los focos apuntándole. Si hubiera sido más molón y hubiera tenido aptitudes musicales, habría sido todo un Guitar Hero, pero como no tiene pinta de ello, se tuvo que conformar con buscar el estrellato en el ámbito jurídico. Y si hoy toca los huevos al PP con la trama de corrupción, hace 13 años andaba buscando el tesoro escondido bajo cierta X por el terrorismo de estado del PSOE. Y el mismo Rubalcaba que hoy tira flores al paso del SuperJuez (coño, ¿Superjudge no era un disco de Monster Magnet?), decía entonces que Garzón no era suficientemente independiente como para estar metido en un caso con implicaciones políticas y que era una estrellita. Y tenía razón Rubalcaba entonces, pero el cuento sigue siendo el mismo. Lo que pasa es que lo que entonces era una aberración porque les manchaba su honesto nombre (cosa que, por cierto, hicieron ellos solos sin necesidad de ayuda, recordemos lo de "Cien años de honradez... ¡pero ni un día más!"), ahora es guay porque ataca al adversario. Rubalcaba, majo, que tenemos memoria. No nos trates como imbéciles, que el que queda como tal eres tú mismo...
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