jueves, diciembre 04, 2008

Pedro Castro, bocazas de profesión

Pedro Castro es el alcalde de Getafe, localidad de algo menos de 160000 habitantes en el sur de Madrid. Es un tipo que lleva la friolera de veinticinco años aferrado a la poltrona. Estudiaba Derecho, el buen hombre, pero en cuanto vio de qué iba el rollo político abandonó la carrera. Muy significativo, abandonar la ley por la política. Toda una declaración de intenciones.

Años después, Getafe se parece a Coruscant. Un archivero que conozco que hizo sus prácticas en el archivo municipal de este pueblo, me contó que toda la superficie de Getafe está edificada. ¿Toda? ¡No! Un pequeño bosquecillo poblado por irreductibles árboles resiste todavía al ladrillo... Pero por lo que se oía decir a los trabajadores municipales no había que dar un duro por ellos, que se había oído hablar de recalificación en varias ocasiones por los pasillos del auyntamiento.

El tema es que el pieza éste, cargo público del partido del talante y el buenrollismo (sí, ese mismo partido cuya ministra Álvarez ha dicho que quería ver a la Espe tumbada en la vía o colgando de una catenaria), se descuelga ahora con una reflexión personal de garrafón hecha en voz alta ante los medios de comunicación. Se pregunta el colega que "por qué hay tanto tonto de los cojones que todavía vota a la derecha". Toma ya.

A mí me vienen mil cosas que decirle al adalid del ladrillo, personificación de la cultura del pelotazo y del chanchulleo.

Lo primero es una expresión de ira, que me jode infinitamente que con la pasta de mis impuestos se pague el sueldo (y lo que no es el sueldo) de mastuerzos como éste, y me apetecería decirle que de tonto de los cojones tenemos a su padre, porque no le podían funcionar muy bien las gónadas si de su esperma salió él.

Pero bueno, dado que hace años que me di cuenta de que no puedes esperar gran cosa de la clase política de este nuestro país, cuelgo la ira y me pongo en modo reflexivo. ¿Me dejarían pasar a la casa consistorial si digo que voy al despacho del señor alcalde para que me toque los cojones y compruebe que, aunque he votado a la derecha en varias ocasiones, mis joyas de la corona no son tontas? Probablemente no, y si además da la casualidad de que el segurata del ayuntamiento es el hijo medio tonto del vecino de Don Pedro que ha entrado ahí a dedo, me juego una galleta que no me apetece.

¿Ir por la vía legal? Me han contado en alguna ocasión, que yo soy profano en la materia, que en nuestras leyes está recogido el delito de ofensas al honor. Algo así como "le vas a insultar a tu santa madre" pasado por los tribunales. Pero me da no sé qué perder el tiempo con un miserable como éste. Además, coño, que enfrentarme a los abogados del Clan de Ferraz me da como mal rollo. Ahora bien, si los más de diez millones de personas que han votado a la derecha recientemente presentaran cada uno su denuncia en su juzgado más cercano, veríamos a quién se le queda cara de tonto de los cojones. Sí, más aún.

¿Y en la práctica? Pasado mañana otro político meterá la pata hasta, más o menos, la altura del sobaco, y todos nos olvidaremos de este ilustre memo. Porque ya ha pedido disculpas, y con eso ya vale en este país de tirar la piedra y esconder la mano. En su blog (uy, qué modelno, si tiene un blog y todo) tiene una entrada -que no me sale de ahí enlazar- de título Una disculpa sincera para los ciudadanos de cualquier ideología, que empieza diciendo...
Lamento profundamento la actitud del PP de Getafe ante las palabras que he pronunciado en una acto informativo de presentación de los presupuestos de Getafe en el barrio de Juan de la Cierva.
Copypasteado, que ni he quitado ninguna e ni he puesto ninguna o. Lo dicho, menuda pieza está hecho el tipo. Hasta para pedir disculpas tiene que hacerlo mordiendo. Ni que fuera una víbora. Aunque...

No, mejor cambiemos de tema.

Recuerdo un compañero que tenía en 1º de BUP que, recién llegado de un pueblecito de la Mancha, mostraba su desconocimiento del género de Chistes de Lepe. Cuando le conté que se tomaba a los de Lepe como tipos brutos con menos de un dedo de frente -aunque ya a los 14 años éramos conscientes de que no era así- y le conté algún ejemplo, él me dijo que
esos chistes ya los conocía, pero que en su tierra eran Chistes de Tomelloso. ¿Se imaginan ahora en qué localidad manchega nació Pedro Castro...?

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