lunes, agosto 23, 2004

Odio todo esto.

Odio como huelen (excepto cuando entras en un barrio residencial donde la gente son predominantemente americanos de primera clase genética: la forma en la que la gente expresa su cultura en su cocina es una de las pocas razones para estar vivo). Odio su aspecto (excepto por la belleza extraña que ves cada segundo). Odio como piensan (excepto cuando compra este periódico). Odio las cosas que se hacen (excepto cuando me deja hacérselas a mí).

Odio como me aman y odio la forma en la que me hacen sentir.

Odio todo esto... pero que Dios me ayude, no puedo pensar en vivir en ninguna otra parte.

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