viernes, agosto 11, 2006

No. Aguanto. Más.

Sabéis que estoy en plena cruzada contra la estupidez. Y cada día estoy más quemado. Y tengo menos aguante.
Los estúpidos (uno empieza a sospechar o de una invasión alienígena con una comprensión defectuosa de la inteligencia humana o de algún tipo de subespecie mutante con sus capacidades mentales disminuídas) nos acosan día a día. Y hay veces que su necedad es tal que llegas a plantearte si no será maldad. Pero no, es atribuírles unas habilidades que es imposible que tengan. Así que estupidez o ineptitud. O ambas.
El tema de hoy:

Curso para la correcta utilización del inodoro para lerdos varones.

¡Querido lerdo! Sabemos que tú también tienes necesidades fisiológicas. Vamos, para que me entiendas, que sé que tú también haces pipí. No te preocupes, es algo normal. Yo también lo hago.

Pero hay que tener en cuenta que tiene su técnica.

Lo primero que deberías hacer es mirar si hay un urinario en la pared. Mira, son así.


Son fáciles de usar. Te pones frente a ellos, te bajas la bragueta, te la sacas y apuntas al agujero. Lo dicho, fácil, ¿verdad?

Aceptamos que puede que haya alguien en el urinario de al lado y prefieras no usarlo. En un caso así, puedes pasar al retrete. Pero el correcto uso del retrete tiene sus complicaciones.

Por un lado, date cuenta de que el retrete tiene dos tapas. Arriba está la tapa propiamente dicha. Hay que levantarla, porque si no el pipí no llega al agujero. La otra es la tapa de sentarse. Conviene levantarla si no te vas a sentar, porque puede que no seas capaz de apuntar tu pito para que el chorro entre en el agujero.

¿Que ya sabes todo esto?

¿Y por qué coño me encuentro todos los putos días las tapas de los tigres de mi oficina llenas de meado, jodido imbécil? Si tienes parkinson, siéntate, joder.

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