lunes, octubre 26, 2009

Prog night

Vaya añito de conciertos. Testament, Megadeth, Judas Priest (por cuarta vez), AC/DC, Metallica (por tercera)... Parecía que no podía ir a más la cosa, ¿verdad? Pues sí, sí podía. Quizás el montaje de AC/DC no fuera superable, ni la energía de Metallica. Pero el nivel instrumental que se vio la noche del viernes en la Cubierta fue inolvidable.


Empezó la tarde dando un paseíllo por los alrededores del recinto (vaaale, y atacando a la Mahou), cuando de repente mi compadre de conciertos se pone a gritar "¡Martín! ¡Martín!" Anda, coño, Martín Méndez, el bajista de Opeth.

Cuando entramos, a las siete y poco, ya habían empezado los primeros de la noche, Unexpect. Su sonido caótico se me hace difícil de tragar, y encima con el desastre que suele ser la Cubierta con el techo cerrado, y con el poco mimo que se pone al sonido de los teloneros, no había Cristo que entendiera nada. Pero bueno, con la media hora que tocaron tampoco se prolongó mucho el sufrimiento. ¿Algo destacable? Eh, fui capaz de distinguir una canción, Desert Urbania, de su último disco, In A Flesh Aquarium. La decepción fue que Chaoth, el bajista, toca su aparato de 9 cuerdas ("tabla de planchar", según Alberto) de una forma bastante tradicional. Nada que ver con los videos vistos en YouTube.

Unexpect

Siguiendo con la milimétrica puntualidad con la que había empezado el evento, a las ocho menos cuarto empieza a sonar la Marcha Imperial. Y cuando estoy diciendo "eh, yo me casé con esa música" salen Bigelf. Esperando encontrarme el rollo ácido setentero estilo Led Zeppelin que tienen en sus discos, resulta que en directo tienen un sonido mucho más pesado y distorsionado, recordando mucho más a Black Sabbath que a los Zep. Sorpresa agradable, la verdad. Tampoco es un grupo que tenga muy oído, pero no faltó Madhatter, mi tema preferido.

Bigelf

Y a las ocho y media pasadas llega el primer plato fuerte de la noche. Opeth salen a escena, y esperaba que fuera con la memorable Windowpane con la que suelen abrir. Pues esta noche, no. Salieron con Heir Apparent, muy buena pero no tan mágica. Tras Reverie/Harlequin Forest y Lotus Eater llegó la esperada Windowpane, seguida del trallazo de Deliverance, que habría sido un épico final... pero tampoco, después cayó Hex Omega. 6 temas, cuatro de los cuales eran del último disco, con un total de unos 70 minutos. Quizás no es el set que yo habría elegido, pero fue un concierto de tener la boca abierta. Y no sólo por los trastornados que tenía delante hablando sobre que "la movida de la heroína se está poniendo de moda otra vez".

Opeth

Media horita de descanso, en la que Alberto aprovechó para confraternizar con Bigelf (y subirse un par de posters firmados, dicho sea de paso) y para demandar los servicios de Mochilaman, el superhéroe que puebla los conciertos metaleros de Madrid (para el que no lo sepa, Mochilaman son tipos que llevan un barrilete de cerveza a la espalda con una manguera y te lleva minis sin necesidad de ir a la barra).

Y a las diez pasadas, aún con las luces encendidas, empieza a sonar la melodía de Psicosis. Bien, los putos amos han llegado. Cae el telón y se ve un sobrio escenario, con un par de cortinas y una pantalla detrás de la enorme batería de Mike Portnoy, showman protagonista indiscutible de la noche. La apertura no fue ninguna sorpresa, A Nightmare To Remember, igual que en todos los conciertos de esta gira. Un tema de 15 minutos que no se hace ni largo, ni pesado, ni aburrido. Pero claro, es lo que pasa es cuando tienes músicos como éstos y compositores como Petrucci, en lugar de petardos calimocheros como Mago de Hez.

Dream Theater (I)

Como segundo tema se esperaba el single del último disco, A Rite Of Passage... pero no. Primera sorpresa de la noche. The Mirror y Lie, del disco Awake, seguidas de un momento de lucimiento de Jordan Rudess completaron la primera mitad del concierto. ¿Qué? ¿Que ya llevamos tres cuartos de hora? ¡Pero si se me ha pasado en un suspiro! En fin, sigamos adelante... A Rite Of Passage, ahora sí, con imágenes del grupo intercaladas con pirámides con un ojo encima, escuadras, compases... ¿estos tipos son masones?

Dream Theater (II)

The Dance Of Eternity, del Metropolis Pt. 2, y Solitary Shell, un fragmento del Six Degrees Of Inner Turbulence con parte instrumental alargada (eh, no van a ser exclusivas del jazz las jam improvisadas) nos acercaban al final del concierto, con una sorpresa inesperada que nos hizo brincar como canguros: Pull Me Under, su gran éxito, única vez que la han tocado en todo el Progressive Nation europeo.

Dream Theater (III)

Y para cerrar, The Count Of Tuscany. 20 minutos que ya me gustaban en el disco, pero en directo hizo que se me saltaran las lágrimas. Los diez minutos finales son de una belleza que me tiene obsesionado. Desde el viernes debo haber oído esta canción no menos de 10 o 12 veces.

¿Qué decir del concierto? Pues que James LaBrie es un cantante como la copa de un pino que no dio una sola nota fuera de su sitio, que Petrucci es uno de los mejores guitarristas del mundo (no en vano, Satriani y Vai han requerido sus servicios para una de las encarnaciones del G3), que Jordan Rudess es la hostia en verso y deja en ridículo a fan favourites como Jens Johansson, que John Myung es una bestia parda de las 4 (bueno, la verdad es que 6) cuerdas y que Portnoy es un batería técnico (los cambios de ritmo que hace te dejan boquiabierto), espectacular (esos lanzamientos de baquetas de lado a lado del escenario, ese tocar la batería paseando por fuera como si nada), carismático y que hace unos coros que dan una potencia increíble al grupo. Yo siempre había dicho que mis tres baterías predilectos eran Ian Paice de Deep Purple, Nicko McBrain de Iron Maiden y Portnoy, pero habiendo visto en directo ya a los tres, he de decir que este último les da una pasada humillante a los otros dos.

¿Algo más? Pues nada, que hasta la próxima. Nos vemos en la siguiente visita. No me los pierdo otra vez.

Hasta otra, majos.

1 comentario:

vampi dijo...

Me alegro de que disfrutases, peque. Feliz aniversario!