martes, diciembre 11, 2007

Gabachos

Me han mandado esto como un discurso de Sarkozy. No sé si será cierto o no (aún recuerdo el mail aquél en el que supuestamente Ussía ponía a caer de un burro al ídem de Almodóvar), pero sea como sea, suscribo en un alto porcentaje el contenido del mismo. Tócate los huevos. Yo de acuerdo con un francés. A ver si eso de la globalización va a ser cierto y todo...

Hemos derrotado la frivolidad y la hipocresí­a de los intelectuales progresistas.

El pensamiento único es el del que lo sabe todo, y que condena la polí­tica mientras la practica.

No vamos a permitir mercantilizar el mundo en el que no quede lugar para la cultura : Desde 1968 no se podía hablar de moral. Nos habí­an impuesto el relativismo. La idea de que todo es igual, lo verdadero y lo falso, lo bello y lo feo, que el alumno vale tanto como el maestro, que no hay que poner notas para no traumatizar a los malos estudiantes.

Nos hicieron creer que la víctima cuenta menos que el delincuente. Que la autoridad estaba muerta, que las buenas maneras habí­an terminado. Que no habí­a nada sagrado, nada admirable. Era el eslogan de mayo del 68 en las paredes de la Sorbona: "VIVIR SIN OBLIGACIONES Y GOZAR SIN TRABAJAR". Quisieron terminar con la escuela de excelencia y del civismo. Asesinaron los escrúpulos y la ética.

Una izquierda hipócrita que permití­a indemnizaciones millonarias a los grandes directivos y el triunfo del depredador sobre el emprendedor. Esa izquierda está en la polí­tica, en los medios de comunicación, en la economí­a. Le ha tomado el gusto al poder. La crisis de la cultura del trabajo es una crisis moral. Voy a rehabilitar el trabajo.

Dejaron sin poder a las fuerzas del orden y crearon una frase: 'SE HA ABIERTO UNA FOSA ENTRE LA POLICIA Y LA JUVENTUD': Los vándalos son buenos y la Policí­a es mala. Como si la sociedad fuera siempre culpable, y el delincuente inocente.

Defienden los servicios públicos, pero jamás usan un transporte colectivo. Aman tanto la escuela pública, pero sus hijos estudian en colegios privados. Dicen adorar la periferia y jamás viven en ella. Firman peticiones cuando se expulsa a algún okupa, pero no aceptan que se instalen en su casa.

Esa izquierda que desde mayo del 68 ha renunciado al mérito y al esfuerzo, que atiza el odio a la familia, a la sociedad y a la República. Esto no puede ser perpetuado en un paí­s como Francia y por eso estoy aquí­. No podemos inventar impuestos para estimular al que cobra del Estado sin trabajar.

Quiero crear una ciudadaní­a de DEBERES. Primero los DEBERES, luego los DERECHOS.

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