No, no es la peli de Tom Hanks. Es MI despedida de soltero. Y aunque mi idea inicial desde hace la tira de años incluía sólo poker, puros y whisky en un ambiente exclusivamente masculino (qué le vamos a hacer, lo de las despedidas conjuntas siempre me ha parecido una mariconada intolerable), se han añadido actividades adicionales también repletas de testosterona.
La crónica más o menos completa, incluyendo saltos suicidas y cojones helados, aquí.
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